Axxion-Yo trabajo, al igual que varias de mis amigas, en lo que se pudiese llamar “Corporate Panama”: instituciones grandes panameñas lideradas y conformadas en su mayoría por talento local. Al adentrarnos en estas compañías y conversar de nuestros trabajos empezamos a notar un patrón. Sí, estoy a punto de atreverme a criticar la mentalidad sexista en nuestras instituciones pero, al menos para variar, quiero dejar a los hombres fuera de la ecuación. Quiero enfocarme en las mujeres y en lo que nos hacemos a nosotras mismas ya que, a mi parecer, cargamos parte de la culpa en este tema tan complejo, delicado y tabú. Quiero criticar que al entrevistarse para una posición una joven sea indagada por una jefa de recursos humanos acerca de su novio, el tiempo que llevan juntos y los planes de matrimonio. Ignorando el hecho que discriminar a una postulante por su estado civil es poco ético, esa mujer está asumiendo, erróneamente, que los planes de todas las jóvenes de ese perfil son dejar de trabajar apenas se casen. Quiero criticar que a la llegada a un trabajo como analista una mujer del área de ventas le diga a la joven que sería excelente vendedora “porque es muy bonita”. Al decir esto la mujer no solo está simplificando su propia posición, pero también basándola en el aspecto físico y no en la calidad de trabajo que se haga, además de pasar a segundo plano las cualidades profesionales de la joven. Quiero criticar que luego de salir de una exitosa reunión una jefa mujer le diga a una joven “me muero de la vergüenza que mi jefe te haya visto con una cola”. Cabe recalcar que la joven aportó significativamente a la reunión y estaba presentable con la cola bien hecha fijada con spray. Y pudiera continuar con más ejemplos, pero lo importante que todos tienen en común son mujeres trabajadoras e inteligentes impartiendo presunciones sexistas a nuevas generaciones dentro de sus compañías. Mi intención no es crear una enemistad generacional entre mujeres; en muchos casos las jóvenes también comparten esa mentalidad sexista. El propósito tampoco es criticar a las mujeres en posiciones de poder; estas señoras son mujeres exitosas y las respetamos y admiramos por la habilidad que han mostrado en balancear sus vidas profesionales, familiares y sociales. Lo que quiero recalcar es que nos estamos auto-limitando. Y la culpa no recae completamente en una de las partes, porque uno es fruto de su entorno y de la realidad que lo formó. Pero sí creo que está en nosotras las jóvenes tomar conciencia y empezar a notar y discernir acerca de las situaciones sexistas que encontramos en nuestros trabajos y en nuestras vidas. Está en nosotras que esa mentalidad poco a poco sea menos aceptada, al menos entre las mujeres, y que al nosotras ser las presidentas y directoras de estas instituciones esto no sea impartido ni tolerado bajo nuestro liderazgo. No podemos controlar muchas de las diferentes dinámicas que perpetúan nuestra sociedad machista, pero sí tenemos el poder de no auto-limitarnos. También tenemos el poder de juzgar nuestra profesión por el trabajo que hacemos y no por nuestro sexo. Todas seremos más exitosas y nuestras voces serán escuchadas sólo si nos apoyamos y trabajamos en conjunto.
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- Este artículo fue originalmente publicado en Axxion
Valerie Harrington
Columnista de Praxis
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