Crédito: BID Escrito por Brian Withlow
Publicado en la columna de opinión de Praxis el 24 de enero de 2024
Durante las protestas en contra de la minería, aquellos que se encontraban a favor de la actividad, argumentaban que esta industria es necesaria para producir el cobre y otros minerales necesarios para la fabricación de las tecnologías que sostienen la sociedad moderna, incluyendo las que producen energía renovable. La respuesta de diferentes miembros del movimiento en contra, era que no podíamos tener una economía basada solamente en el consumo sin medida de los recursos, lo cual es una idea con la que estoy en completo acuerdo.
El modelo actual de Panamá y de la mayoría de los países, es la llamada linear, donde el producto se crea, se utiliza y se descarta, para ser acumulada con otros desechos, sin el potencial de ser reutilizada de alguna forma. Pero existe una respuesta a esta inquietud de como evitar el agotamiento de las riquezas naturales y minerales del mundo, que es el concepto de una economía circular.
El parlamento europeo, en su sitio web (2023), define la economía circular, como un modelo económico cuyo objetivo es reducir el desecho de materiales a lo menor posible. Esto se logra con modelos de producción que buscan prolongar la vida útil de productos, incentivos y educación en cuanto a la reparación y reutilización de artículos, como también el desmantelamiento y reciclaje de las materias bases que los componen.
Hemos visto diversos países, incluyendo el nuestro, avanzar en esta dirección con medidas como el reemplazo de bolsas plásticas de polietileno de un solo uso, por aquellas reutilizables o biodegradables, las campañas de reciclaje, en contra del uso de sorbetes, entre otras. A pesar de lo anterior aún nos quedamos cortos a nivel global, puesto que el reporte del vacío de la circularidad del año 2023 (Circularity Gap Report 2023, en inglés) realizado por el Circle Economy Foundation (Fundación de Economía Circular), mantiene que solo el 7.2% de la economía global es circular.
Actualmente en Panamá, existen muchas dudas acerca de como reactivar la economía, con todos los sucesos de los últimos años, tantos nacionales como internacionales, que la han desacelerado. Muchos apuestan por desarrollar más el turismo, pero lo cierto es que la clave para elevar la calidad de vida de nuestra población y regresar al crecimiento económico sostenible, es la diversidad económica. Esto significa desarrollar diferentes tipos de sectores económicos y no apostarlo todo a uno solo. Tomando en consideración la situación actual del Cerro Patacón, un plan que ayudaría a reducir la producción de desechos a nivel nacional, sería un beneficio adicional.
En mi opinión, se necesita una estrategia económica nacional para transformar nuestro modelo de una linear donde se importan y/o producen los productos, para que sean utilizadas y luego completamente descartadas, donde su destino final es acumularse en algún vertedero hasta el fin de los tiempos; a una circular, en donde los productos son reparados varias veces para prolongar su uso, o descompuestos en partes individuales reciclables, para lograr estas etapas adicionales en la vida del producto, se necesita desarrollar diferentes y diversas industrias, las cuales implican diferentes y diversos trabajos para los panameños.
Aunque el futuro cercano parece difícil, existe una población motivada para volver a transformar el potencial de nuestro país en algo positivo para el mundo, solo hace falta una coordinación masiva para lograrlo. Toda esta transformación va a requerir de capital y el sector empresarial no podrá cambiar sus modelos de negocio sin incentivos por parte de sus clientes, los gobiernos locales y el gobierno nacional, quienes no cambiarán sus políticas si el pueblo no se los exige, por lo que se debe actuar tanto como un ciudadano activista, como también un consumidor activista, hasta donde cada uno pueda. Adicional, los panameños deben mantenerse tan vigilantes, como lo estuvieron durante la aprobación del contrato minero, con la negociación de cualquiera deuda para financiar estos proyectos, tanto con bancos o potencias extranjeras.
No bastará con que Panamá sola logre esta transformación, para controlar el problema ambiental y económico del mundo, se necesitará que la economía mundial se transforme, pero podemos estar por una vez a la vanguardia de la solución, liderando en vez de ser meros espectadores o seguidores de las políticas de otros países.
Puede sonar algo ambicioso para nuestra pequeña Panamá, pero nuestro tamaño no dista tanto de los Países Bajos, Suiza, e Israel y nuestra gente son igual o más capaces, por lo que no tengo duda que con una voluntad real de nuestro pueblo nos podemos convertir en una pequeña potencia verde.
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